Hay un momento en la vida en el que aún estamos a tiempo.
Aún podemos elegir aquello en que vamos a convertirnos.
Lo que deseamos ser.
Abel está en ese momento crucial de la vida: tiene diecisiete años y se ha enamorado.
Existe un afuerza capaz de convertirnos en otra persona, de poner nuestro mundo cabeza abajo: el amor.
Quien se enamora elige su propio camino. Deja atrás una etapa de su vida para abrir la puerta a un mundo nuevo y desconocido. Tal vez vence la inseguridad, la soledad, la extrañeza, para reconocerse en la mirada de otra persona.
Para mí, esta novela es mucho más que la historia de dos criaturas de la noche que necesitan encontrarse. Es una historia sobre crecer, sobre elegir, sobre encontrar tu lugar en el mundo y, por supuesto, la persona con quien quieres compartirlo. Puede que sea fácil, pero conviene luchar por lo que merece la pena.
Esta noche no hay luna llena